Como todos los años por esta fechas, por las calles de los pueblos de La Rioja que viven de los viñedos, se escucha el traqueteo de los motores de los tractores circulando repletos de la uva que los vendimiadores están cosechando. Durante los días que dura la vendimia, los efluvios de la uva ya cosechada, invaden nuestras calles.
Desde que que me vine a vivir aquí, siempre decía que me encantaría poder ir a vendimiar, y uno de mis vecinos que tiene viñedos y además vive de ellos, siempre nos animaba a mi amiga Carmen y a mí a hacerlo. Así que el año pasado, un domingo y coincidiendo con el de hoy, a vendimiar que nos fuimos las dos. Tuvimos la mala suerte de que amaneció lloviendo, pero afortunadamente conforme iban pasando las horas el tiempo mejoró.
Esta es Petri, toda forrada de plástico, para protegerse de la lluvia que había caído a primeras horas de la mañana.
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Vendimiadora |
Nido |
Cubierto entre las hojas y sobre una rama de una vid, me encontré este nido ya vacío. |
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Y aquí estoy yo, entre los viñedos y con el pueblo de Navarrete al fondo
Para mí el ir a vendimiar fue un juego y un capricho, pero tengo que reconocer qué para el que se tiene que ganar el pan con este trabajo y qué tiene que estar bajo el sol, o cubiertos de plásticos por la lluvia, es muy duro.
Lo mejor de todo fue el momento que compartimos con todos ellos cuando regresamos a Navarrete, todos juntos comimos en su bodega la comida que Petri ya había dejado preparada antes de irse a vendimiar. Tengo que decir, que después de la comida toda la cuadrilla volvió al campo y nosotras dos a nuestras casas. Por eso y a pesar de que estuvimos trabajando como uno más y nos cansamos un montón. Para mí esta experiencia fue un capricho.
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