Llegamos a este pequeño pueblo bañado por las aguas del río que le da el nombre, "río Tobía" aguas muy apreciadas por sus vecinos y por la gente que lo visita
Tobía es un pueblo que vive principalmente de la ganadería, tiene muy poca tierra de cultivo tan sólo unas cuantas huertas que son para el abastecimiento de algunos de sus vecinos.
Aparcamos el coche a orillas de dicho río, enfrente de una cofradía de cazadores, y justo en ese momento un grupo de cazadores que estaban allí reunidos salieron para comenzar un día de caza.
Toda esa zona es coto de caza del jabalí, corzo y raposo, les preguntamos por el roble y enseguida con el dedo nos lo indicaron, se puede ver perfectamente desde cualquier punto del pueblo.
Aguas que atraviesan los bajos de una de sus viviendas, que en su día fue el molino de Tobía
Me llamó mucho la atención en el lugar tan privilegiado en el que se encuentra este pintoresco pueblo todo él rodeado de inmensas peñas, como ésta conocida con el nombre de Peña Tobía.
También cabe destacar su monte de hayas, se dice de él que es unos de los más importantes de esta comunidad y es conocido como "El Hayedo de Tobía".
Lo que yo no sabía cuando hice esta foto era, que ese árbol que sobresale de entre todos las demás, es "El Roble de las Once" uno de los árboles catalogados por el gobierno de La Rioja
Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles, en el mismo centro del pueblo, construida en sillarejo y piedra sillar
Sus fiestas patronales se celebran el 2 de agosto
Tobía fue villa realenga y en la Edad Media fue habitada por eremitas.
En el año 1040 el rey García de Nájera la dio como regalo de bodas a Doña Estefanía.
El día 27 de julio los tobianos celebran una romería a la Virgen de Valvanera
Reflejos
En sus inmediaciones existe "El Rajao" una zona ideal para comidas campestres
El pueblo tiene un frontón, una fuente de piedra con dos caños y un lavadero con dos módulos, uno para enjabonar y lavado de la ropa y el otro para el aclarado
Cuidadí, cuidadín
El último fin de semana de agosto celebran "Gracias" y desde el año 1979 existe una tradición en el pueblo que consiste en que todos los mozos del pueblo compiten por ver quién es el primero que llega al "Roble de las Once" para recoger el preciado jamón que de él se cuelga.
En mi primer otoño aquí en La Rioja ya me hablaron de dicho roble, pero era tanta información nueva la que estaba recibiendo, que luego se me olvidaban los lugares. Cuando estuve por primera vez en Tobía ni recordaba que era allí y hasta le hice fotos sin saber que de él se trataba. Se le llama así, debido a que a esa hora los rayos del Sol acarician sus ramas y lo alumbran, y sus vecinos, con tan sólo mirarlo ya saben la hora.
El pasado mes de septiembre comenzamos a recorrer los lugares en donde se encuentran los árboles catalogados por el gobierno de La Rioja y, entre ellos está también este singular roble. Así que el pasado 27 de noviembre ya que había amanecido despejado y soleado, hacia Tobía que nos dirigimos en busca de El Roble de las Once, pero tuvimos tan mala suerte, que cuando llegamos a Tobía no había nada de Sol
Aguas del río Tobía
Toda esa zona es coto de caza del jabalí, corzo y raposo, les preguntamos por el roble y enseguida con el dedo nos lo indicaron, se puede ver perfectamente desde cualquier punto del pueblo.
Nos aconsejaron coger un pequeño sendero que sale por detrás del frontón y hacia allí que nos dirigimos
Al principio no teníamos ningún problema, y podíamos seguir el sendero, pero conforme nos íbamos adentrando más en el cerro, debido a la época en la que nos encontrábamos el camino desapareció ante nosotros, todo estaba cubierto de hojas y además muy resbaladizo, íbamos ascendiendo hacia el roble sin seguir ningún camino, cogiéndonos de las ramas y dando tumbos.
Ya cansada desistí, y ésto es lo más cerca que puede estar del Roble de las Once
Vista de Tobía desde "Peña Tobía"
Si se me hizo difícil el ascenso, no os podéis hacer una idea de lo difícil que se me hizo el descenso, terminé con los pantalones manchados de barro, me iba enganchando con todas las ramas, pero aún así lo disfruté.
Ventanuco y Bergenia ciliata
Me imagino que ese pueblito debe de tener una temperatura bien agradable en el verano rodeado de esas piedras,ademas de lo bonito que esta.
ResponderEliminarUn abrazo!!!
Pero en invierno hace un frío que pela
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