jueves, 6 de junio de 2013

LA SANTA - MUNILLA, La Rioja

Llegamos a nuestro coche cansados y sedientos, después de haber estado visitando el pueblo deshabitado de Antoñanzas. Qué desilusión me llevé, cuando al  abrí el maletero del coche  me dí cuenta, de que me había dejado la botella de agua en casa.
No veáis cómo me puse, estaba sedienta, y con la boca seca. Y eso era por dos motivos, por el calor que habíamos pasado caminando bajo el sol, y por la sed que en ese momento me daba el gran bocata de jamón serrano que me había comido en Ribafrecha.
Empecé a buscar por el coche algún caramelo, de esos refrescantes que a veces suelo comprar cuando repostamos gasolina. Pero nada, no encontré ninguno, entonces miré en mi bolso y vi mi tubo de pastillas de Licipaina que siempre llevo conmigo, me metí una en la boca y la estuve chupando y saboreando hasta el final.
Ya metidos en el coche, continuamos nuestro recorrido. Esta vez nos dirigíamos a La Santa, otro de los tantos pueblos deshabitados, que hay en el valle del Alto Jubera.
Ya os he comentado, que para nosotros no era la primera vez que íbamos por esa zona, y de hecho, ya os hablé de mis andanzas por todos esos pueblos en esta entrada. Y que antes de esa vez ya lo habíamos intentado en el 2004, pero nos encontramos con que el camino estaba restringido, y sólo podían acceder a él los vehículos autorizados.
Afortunadamente, ahora el camino está en muy buenas condiciones, así que volvimos a retomarlo, y después de circular por él unos 8 Kilómetros, llegamos a este precioso pueblo, que está situado a 1.169 metros de altura y a 50, 3 kilómetros de Logroño


Para mí, La Santa es el pueblo más bonito de todos los deshabitados de La Rioja. Creo recordar, que cuando hice la entrada del pueblo de Las Ruedas de Enciso, os dije lo mismo. Pero no me refería al pueblo en sí, me refería a su calle principal, su plaza, sus viviendas. 


Éste en cambio, aunque está más derruido y prácticamente no se puede transitar por ninguna de sus calles, tiene un encanto especial. Sus casas construidas escalonadas en la ladera del monte Atalaya, conservando su rojas tejas que le dan un color especial, su iglesia allá en lo alto, presidiendo el pueblo.


Iglesia de Santa María



Hubo un tiempo en el que las vacas la habitaban, pero ahora sus puertas han sido tapiadas, para que ya no puedan acceder a ella.


Aunque si que lo hacen por el resto de las viviendas, algunas de ellas son utilizadas como corral. Ellas van por el pueblo "como Pedro por su casa"


Como ésta, asomando su cabeza y curioseando lo que yo hacía



El pueblo está deshabitado desde el año 1981, en la actualidad todas sus viviendas están derruidas, aunque aparentemente una de ellas parece que hay sido rehabilitada, a mí me dio la sensación de que por allí ninguno de sus antiguos vecinos acude. Posiblemente el pastor que se hace cargo de las vacas, si que lo haga, de vez en cuando, y también el encargado de las colmenas de abejas que allí vi, pero sólo para eso.

Colmenas


La maleza y las malas hierbas cubren las calles del pueblo
La Santa estuvo incluida en el privilegio del Señorío del año 1366. Perteneció al señorío de las monjas Bernardas de Herce, quienes ponían alcalde ordinario 


En lo que un día fue la plaza del pueblo, hoy también cubierta de malas hiervas están los restos de su fuente pública.


Construcciones de piedra
A 2 kilómetros se encuentra la ermita de Santa Ana, todos los meses de julio sus antiguos vecinos suelen  acudir en romería. 








7 comentarios:

  1. Creo que lo defines muy bien, precioso pueblo pero muy dificultoso el transitar por sus calles. Creo que lo más impresionante de La Santa es la estampa que tiene según te vas acercando por el camino, una pared vertical formada por varias hileras de casas en la ladera.
    ¿Se puede acceder ya sin problemas por la pista que antes estaba restringida? A mi me toco hacerla andando, primero a La Santa y luego Ribalmaguillo, con decirte que eran casi las once de la noche cuando llegué de vuelta al coche esta todo dicho. Siempre me acordaré de esa caminata porque llevaba unas botas nuevas recién estrenadas que no me sentaron bien y se me cayeron cinco de las diez uñas de los pies.
    Tengo que volver a La Santa para hacerle un nuevo reportaje porque el que tengo en el blog esta un poco descafeinado, cuando lo visité no tenia el blog en marcha todavía.
    En cuanto a las provisiones en los viajes, los caramelos son una opción excepcional, yo los llevo siempre y a falta de agua sirven para engañar un poco a la sed.
    Saludos.

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    1. Menuda caminata, ahora ese camino está perfecto y se puede aparcar el coche en el mismo pueblo, de hecho nosotros ya lo hicimos la vez anterior. Igual cuando tú estuviste podrías haber accedido a él desde Santa Marina, ya he comentado que nosotros también lo encontramos restringido, pero conseguimos llegar desde Santa Marina, y otra vez desde La Villa de Ocón. Como ahora en toda esa zona han puesto muchos molinos de viento, pues han mejorado mucho los caminos, nos cruzamos con varios ciclistas.
      Un saludo

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    2. Rectifico lo que te he dicho antes, el camino continua restringido, nosotros llegamos allí por el mismo camino que nos llevó a Antoñanzas. Si miras en google verás que hay un camino que sale a la derecha de éste y que va paralelo al restringido. Éste va por debajo de los molinos de viento, y llega a La Santa, de todas formas, como te comentaba desde Santa Marina no hay ningún problema.

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  2. Yo tambien pienso volver este verano;me daba miedo por la pista que era interminable ,pero si dices que esta´bien me animo´.Muy buenos reportajes

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  3. no lo conozco, pero la verdad que tiene pinta de ser de esos que se respira calma a doquier

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