lunes, 1 de agosto de 2016

MI EXPERIENCIA EN EL CAMERO VIEJO - La Rioja

Hoy os voy a contar lo que me sucedió cuando fui a visitar el pueblo abandonado de Montalbo de Cameros. Como habréis visto, el pueblo estaba completamente devorado por las malas hierbas, y tuvimos bastante dificultad para acceder a él.
Y, aunque al llegar vimos restos muy recientes de boñigas, ninguna vaca había por allí, así que puede caminar por donde se podía con tranquilidad.
Pero justamente al momento de abandonar el pueblo, comenzamos a escuchar el sonido de unos cencerros que venían hacia nosotros. Por todos los pueblos de la sierra eso es muy común, las vacas pastan en libertad, y en un principio no le dimos importancia, así que continuamos caminando entre la maleza, por los pequeños senderos que ellas suelen hacer.
Cada vez el sonido era más intenso, y hasta podía sentir sus pisadas que retumbaban en el suelo. No veáis que sensación más rara era la de estar allí, entre la maleza, sin saber hacia dónde dirigirte, y bastante asustada. Cuando de repente giro la cabeza y me veo una gran manada de vacas que venían corriendo hacia nosotros, me abracé a mi marido y allí los dos cogidos nos quedamos lo más quietos posible, hasta que todas ellas rodeándonos, pasaron de largo.
¡Qué experiencia más horrible!,  luego nos dimos cuenta, de el porqué llevaban tanta prisa, estaban sedientas e iban al abrevadero a beber agua.

Para no molestarles, tuvimos que bordear el abrevadero 

Retomamos nuestro camino de regreso, aunque con algo de cuidado,  ya que todavía se escuchaba el sonido de más vacas que se aproximaban al lugar, 
Sabíamos que por lo menos teníamos una larga hora de caminata, hasta el lugar en donde habíamos aparcado el coche. Pero también nos consolaba el saber que esta vez era cuesta abajo, y nos sería mucho más fácil.
Pero aquí no acaba todo, cuando íbamos caminando, comencé a sentir que algún bichito me caminaba por la espalda y, como no me lo podía quitar le dije a mi marido que me mirase. Y para nuestro asombro, nos dimos cuenta de que eran garrapatas ¡Qué asco! y además miedo, ya que sabía que la picadura de la garrapata puede ser muy peligrosa.
Ya os imaginaréis la sensación tan desagradable, todo me picaba, sacudimos nuestras camisas, y nos mirábamos al menor movimiento que sentíamos sobre nuestro cuerpo, y allí que había otra garrapata.
Menos mal que ninguna nos llegó a picar, estebábamos deseando llegar a casa, y quitarnos esa ropa, y nada más llegar metí todas nuestra ropa, y las botas en bolsas de plástico y pulvericé todo con insecticida. También lo hice en el coche, y menos mal que tomé esa decisión, ya que al día siguiente, tanto en él como en las bolsas de plástico encontré varias muertas.

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