Caminando hacia El Hoyo descubrí esta seta, me extrañó verla, ya que nos encontrábamos en pleno mes de agosto. Y, como no soy experta en setas y desconocía si era comestible allí la dejé.
La misma desde otro ángulo
Pero ahora sé que se trataba de una Ganoderma lúcida, coreácea que es muy dura y que no es comestible.
Estos caballos se encontraban pastando en libertad por entre los restos de las casas abandonadas que allí quedaban. Al vernos se agruparon, y todos juntos de allí se marcharon
A un panal de rica miel dos mil moscas acudieron, que por golosas murieron........
Muro de piedra
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